Incapacidad Permanente por Artritis Reumatoide

La artritis reumatoide puede ser considerada causa de incapacidad laboral, dependiendo de cómo afecte la capacidad del individuo para realizar su trabajo. La severidad de la enfermedad, su impacto en las funciones físicas y la respuesta al tratamiento son factores clave en esta evaluación. Aunque algunos pueden seguir trabajando con adaptaciones, otros pueden necesitar solicitar beneficios por discapacidad. La decisión final suele recaer en la evaluación médica profesional, que determina el grado de afectación y las limitaciones, considerando tanto el estado de las articulaciones como la efectividad de los tratamientos aplicados.

Fundamentos para el reconocimiento de Incapacidad por Artritis Reumatoide

La incapacidad permanente total para personas con artritis reumatoide implica que, debido a los efectos de la enfermedad, el individuo no puede continuar realizando las tareas principales de su ocupación habitual. Esto podría deberse a la dificultad para realizar movimientos finos con las manos, la fatiga crónica o el dolor, que son síntomas comunes de esta condición. Sin embargo, esta clasificación no excluye la posibilidad de que la persona afectada pueda trabajar en otro tipo de empleo menos exigente físicamente o que requiera habilidades distintas a las afectadas por la enfermedad.
Por otro lado, la incapacidad permanente absoluta en el caso de artritis reumatoide se daría cuando la severidad y progresión de la enfermedad limitan completamente la capacidad del individuo para desempeñar cualquier tipo de trabajo. Esto puede ocurrir en etapas avanzadas de la enfermedad, donde el daño articular es extenso, la movilidad se ve gravemente comprometida, y los tratamientos convencionales no logran controlar de manera efectiva los síntomas, llevando a una discapacidad que impide cualquier actividad laboral remunerada.

Dolores y limitaciones provocadas por la Artritis Reumatoide

El dolor asociado a la artritis reumatoide surge como uno de los aspectos más debilitantes de la enfermedad, planteando un desafío significativo tanto a nivel personal como laboral de los afectados. La principal dificultad radica en la naturaleza subjetiva del dolor, ya que la percepción varía enormemente de una persona a otra, con algunos capaces de tolerar niveles extremos de dolor, mientras que otros encuentran insoportables dolores más leves.

Para cuantificar este dolor y proporcionar un marco de referencia común tanto para pacientes como médicos, se utiliza la Escala Visual Analógica (EVA), que mide el dolor en una escala de 0 (ausencia de dolor) a 10 (dolor extremadamente severo). Es crucial que los informes médicos, especialmente aquellos de especialistas en reumatología o unidades de manejo del dolor, incluyan una evaluación del dolor según la EVA, ya que este parámetro es fundamental para determinar el grado de incapacidad permanente que puede ser concedido.
Por otro lado, las limitaciones de movimiento representan otra consecuencia significativa de la artritis reumatoide. El dolor intenso provocado por esta condición puede restringir severamente la capacidad de realizar movimientos completos en las articulaciones afectadas. Tomando como ejemplo la artritis en las manos, el dolor no solo puede impedir cerrar completamente la mano, sino también realizar fuerzas significativas para sostener, agarrar o manipular objetos. Esto evidencia la importancia de evaluar cómo la enfermedad afecta a funciones específicas como la capacidad de pinza, entre otras, para comprender plenamente su impacto en la vida diaria y laboral del paciente.

Niveles de discapacidad permanente por Artritis Reumatoide

Hay 5 niveles de discapacidad en relación con la Artritis Reumatoide, diferenciadas en “clases”. Aunque no hay una clasificación específica para la Artritis Reumatoide en el Real Decreto 1971/1999, los médicos especialistas utilizan criterios generales basados en la afectación de las articulaciones y las limitaciones funcionales para clasificar a los pacientes en una de las clases que veremos a continuación.

Clase I

En esta clase se incluyen las personas cuya sintomatología es mínima o inexistente, y que no presentan limitaciones significativas para desempeñar sus actividades laborales y cotidianas. El grado de discapacidad asignado en esta clase es del 0%.

Clase II

Pertenecen las personas que tienen entre un 1% y 24% de discapacidad. En este nivel, los individuos experimentan síntomas leves que pueden causar algunas dificultades en las actividades cotidianas y laborales, pero que son en general compatibles con la mayoría de ellas.

Clase III

Esta clase abarca a las personas con un grado de discapacidad entre el 25% y el 49%. Las personas en esta clase presentan síntomas moderados que les impiden realizar algunas de sus actividades diarias. Sin embargo, aún pueden llevar a cabo una vida relativamente autónoma y son capaces de cuidar de sí mismos.

Clase IV

Las personas clasificadas en esta clase tienen un grado de discapacidad entre el 50% y el 70%. Los síntomas en este grado son más severos y pueden limitar significativamente la capacidad de la persona para realizar actividades cotidianas, incluidas algunas tareas de autocuidado.

Clase V

Esta es la clasificación para las personas con un grado de discapacidad del 75% o más. Los individuos en esta clase experimentan síntomas severos que les impiden por completo realizar las actividades de la vida cotidiana y necesitan asistencia significativa o total para el cuidado personal.

Resoluciones judiciales de Incapacidad Permanente por Artritis Reumatoide

A continuación te ofrecemos una selección de casos más destacados sobre incapacidad permanente debido a artritis reumatoide. En ella encontrarás sentencias de incapacidad permanente por artritis reumatoide.

Sentencia 1: Artritis reumatoide severa de manos

Sentencia 2: Artritis reumatoide

Sentencia 3: Artritis reumatoide